Los óxidos metálicos en cerámica

 

En el mundo de la cerámica, son numerosos los procesos químicos utilizados para fabricar las piezas que llegan hasta nuestros hogares y establecimientos. El uso de óxidos metálicos es una de las técnicas más empleadas en el sector, pero ¿sabes qué son y para qué se usan los óxidos metálicos en cerámica?

Los óxidos metálicos son combinaciones binarias de oxígeno con elementos metálicos tales como el plomo, el cobre o el manganeso. Dichos óxidos cumplen en la cerámica diferentes funciones, lo que nos permite clasificarlos en tres grupos: opacificantes, fundentes y colorantes.

¿Qué óxidos metálicos utilizamos como materiales cerámicos?

En primer lugar, nos encontramos con los óxidos metálicos opacificantes, que son aquellos encargados de aportar opacidad a los vidriados cerámicos normalmente transparentes obtenidos en la cocción. Para realizar dicha tarea podemos emplear, entre otros, el bióxido de titanio o el óxido de zinc.

A continuación, los óxidos fundentes se encargan de disminuir el punto de fusión de la cocción para que los materiales se fundan y se combinen para dar lugar a un vidriado. Dependiendo de la temperatura de cocción podemos encontrar, por ejemplo, el óxido de plomo (a baja temperatura) o el óxido de calcio (a alta temperatura).

Por último, los óxidos colorantes se emplean en el proceso de creación de piezas cerámicas para aportar, como su propio nombre indica, color. Este tipo de óxidos metálicos son los más conocidos y podemos encontrarlos en piezas de gran antigüedad como vasijas de cerámica. El metal con el que se combinará el óxido en esta categoría dependerá del color que queramos aportar, como por ejemplo el hierro para obtener tonos rojos, el cobre si queremos verdes y turquesas o el cobalto para dar color azul.

¿Cómo se usan los óxidos metálicos?

El porcentaje de óxido en la mezcla variará según la categoría de entre las tres anteriores en la que se encuentre. Para calcularlos se emplean diferentes técnicas estequiométricas como el método Seger.

La variedad de óxidos metálicos que podemos encontrar en un mayor número de formas aplicadas a la cerámica son los colorantes. Algunas de estas formas son:

  • En polvo. Los óxidos metálicos en polvo se usan para colorear esmaltes o solos con un fundente.
  • En suspensión. En esta forma el óxido se encuentra listo para su aplicación, a través de una pistola o con pincel. A veces se diluyen con agua.
  • En acuarelas, lápices, ceras y rotuladores. Estos métodos son los más convencionalizados y, además de facilitar su uso, permiten al ceramista comunicarse a través de la pintura en sus propias piezas.

En Ivanros utilizamos estas y muchas otras técnicas para elaborar piezas de cerámica de una calidad insuperable. Te invitamos a que visites nuestra tienda on-line y te sorprendas con nuestra gran variedad de productos.

 

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